Los ministerios de la Iglesia Adventista están brindando esperanza a los desplazados y los que sufren.
10 de octubre de 2024 | Líbano | Unión Misión de Oriente Medio y Norte de África, y Adventist Review
Ante el impacto de la guerra en el Líbano, los adventistas del séptimo día en la Unión Misión de Oriente Medio y Norte de África (MENAUM) se están movilizando para ayudar a miles de desplazados. Diversos ministerios de la iglesia están respondiendo al llamado de dar esperanza a otros, reportaron los líderes de la iglesia en la región.
“El Líbano está en crisis. La oscuridad en el país es real. Los desafíos actuales no han sido vistos desde 2006”, dijo Rick McEdward, presidente de la MENAUM. “Ahora mismo, la Iglesia Adventista del Séptimo Día, junto con otras organizaciones no gubernamentales y denominaciones, es llamada a ser una luz en las tinieblas. Estamos ofreciendo a las personas, más allá de su afiliación religiosa o política, un rayo del amor de Dios. Necesitan ver al Dios real, que es un Dios de amor. Compartir esperanza y amor es la motivación de nuestros equipos, que tanto están haciendo en este momento”.
Un paquete con artículos básicos a la vez
Todos los días, cuando sale el sol, un dedicado grupo se reúne en el auditorio de la Universidad de Oriente Medio (MEU) en Beirut, mientras unen sus voces en oración ferviente, tanto por la paz en el Líbano y para que puedan ser las manos y los pies de Jesús. Este acto de fe marca el tono para su misión de misericordia. Después de momentos de oración, el comedor estudiantil se transforma en un centro de actividad, en la que el grupo trabaja como un equipo para preparar más de cien sándwiches para familias que no saben a ciencia cierta de dónde vendrá su siguiente comida.
“En lugar de sentarnos en casa, sintiéndonos impotentes ante esta crisis, el Espíritu Santo nos inspiró a compartir artículos esenciales y alimentos con los necesitados”, dijo una joven estudiante, con un destello en sus ojos. “Preparar un sándwich puede parecer simple, pero saber que brindará un momento de gozo a alguien que ha perdido tanto me lleva a sentir el deseo de preparar muchos más. Es una acción pequeña, pero está llena de amor”.
Andy Espinoza, líder de la iglesia de la Universidad de la MEU, afirma este compromiso. “Nuestra misión es orar y trabajar. Por la gracia de Dios, continuaremos por tanto tiempo como sea necesario, y mientras el Señor nos provea de los medios”.
Los esfuerzos de este dedicado equipo se extienden más allá de las comidas, reportaron los líderes. Ellos recolectaron donaciones para comprar artículos esenciales tales como leche en polvo, agua, toallitas de bebé, pañales y toallas femeninas. Son artículos que se han vuelto muy preciosos en estos tiempos de desplazados. Los estudiantes, los padres, los maestros y los miembros de la comunidad trabajan lado a lado, con sus manos ocupadas y sus corazones unidos. Saben que estos paquetes con artículos no solo darán alivio físico sino también algo de consuelo a los que han sufrido un trastorno completo de sus vidas. Una vez que los paquetes están listos, un equipo pequeño y valiente navega por las calles de Beirut para distribuir alimentos y artículos a los que están forzados a vivir temporariamente en la calle.
Compasión y amor, como los demostró Jesús
Cada mañana, mientras rompe el alba en una tensa Beirut, personal, voluntarios y estudiantes del Centro Adventista de Aprendizaje (ALC) se embarcan en una aventura. No tienen manera de saber lo que traerá el día, pero lo que saben es que Jesús estará con ellos, dándoles la gracia que necesitan para ser luces que brillan en un lugar oscuro.
Varios automóviles son despachados por las calles de la ciudad para distribuir las trescientas comidas preparadas cada día por el dedicado equipo de cocina, y también para traer de regreso al centro a mujeres y niños necesitados, donde se atienden sus necesidades más básicas. Cuando estos individuos desplazados cruzan la entrada del centro, descubren más que tan solo un refugio durante unas horas: encuentran un refugio de esperanza.
En el ALC, en medio del caos de las vidas trastornadas de la gente, los más necesitados disfrutan de la dignidad simple de una ducha, la comodidad de ropas limpias, la alimentación que les proveen los platos de comida, y la seguridad de recibir atención médica básica. Estas son bendiciones que acaso jamás esperaron recibir después de huir de sus hogares y dejar atrás todo lo que antes les resultado conocido.
Una voluntaria compartió una historia que encapsula el centro mismo de su trabajo. Una niñita de 4 años llegó junto con sus padres, temblando de miedo, con marcas de enfermedad en su piel y cubierta de suciedad. Esa niña sufre de una afección de la piel causada por problemas del hígado, y al escapar a toda prisa, la familia olvidó el vital medicamento. “Por la gracia de Dios”, contó la voluntaria, “logramos obtener la crema que ella necesitaba”. Sus ojos se humedecieron por la emoción. “Fue como un pequeño Milagro en medio de tantas dificultades”.
Después de que la niña se duchó, comió bien, y fue tratada, la transformación fue absolutamente impresionante. “La niñita que llegó llena de temor y sin hablar nos dejó con ojos llenos iluminados, y su sonrisa más brillante que el sol de la mañana”, contó la voluntaria, ella misma con el rostro iluminado. “En ese momento, vimos cómo renació la esperanza”.
El equipo del ALC está unido en este compromiso, dijeron los líderes. “Queremos satisfacer las necesidades básicas de los desplazados con compasión, esforzándonos por reflejar el amor de Dios mediante cada acto de servicio”.
Un refugio en el corazón de Beirut
En el animado centro de Beirut, la Escuela Adventista de Mouseitbeh (ASM) también se ha transformado en un santuario de bendiciones para más de trescientos desplazados que huyeron de las ruinas del conflicto. Las familias que lo han perdido todo: sus casas, posesiones y, en algunos dolorosos casos, a sus seres queridos, encuentran refugio en dentro de los muros de la escuela, y sus salones de clase ahora sirven de refugios temporarios de la tormenta que ruge afuera.
Asistir a las trescientas personas que vieron sus vidas destruidas, en un lugar donde la infraestructura no está diseñada para atender a tantas personas sin descanso, es un desafío fundamental. Los sistemas de plomería, eléctricos y los espacios para residir dentro de la escuela están siendo forzados al límite. A pesar de ello, la Fuerza de Trabajo, un grupo dedicado de la ASM formado para responder a la crisis y ayudar a los necesitados, se encarga de estos desafíos con gracia y eficiencia destacadas, dado que lo imposible parece posible gracias a los esfuerzos incansables y la resolución innovadora de los problemas.
“Así es como vivimos nuestra fe”, dijo Elias Choufani, rector de la ASM. “Por medio de la acción, al abrir nuestras puertas cuando otros pueden cerrar las de ellos, demostramos nuestra identidad como cristianos y humanos. No implica tan solo ofrecer refugio; implica preservar la dignidad y encender la esperanza en los momentos más oscuros”.
Brindar asistencia inmediata
El año que ha pasado ha traído consigo una ola de desafíos para los trabajadores de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) en el Líbano. Desde el primer día del conflicto, han estado en el frente, con su corazón y manos extendidas a aquellos cuyas vidas se han visto transformadas, reportaron los líderes de la agencia. Más que tan solo distribuir cupones de alimentos u ofrecer artículos de limpieza y utensilios de cocina, han continuado ofreciendo esperanza a los que lo han perdido todo.
Jessy Challita, coordinadora de proyectos de ADRA Líbano, dirige un equipo que trabaja sin descanso, brindando alivio inmediato a los que quedaron atrapados en el fuego cruzado del conflicto. Su propósito trasciende la necesidad de la mera supervivencia; se esfuerzan por restaurar la dignidad de las personas al evaluar los refugios, brindar comidas calientes, y garantizar el acceso al agua y el jabón, comodidades pequeñas que significan mucho para los que se han visto desplazados.
“Esta es nuestra gente”, dijo Challita. “Tenían casas, trabajo e ingresos. Ahora, enfrentan una realidad completamente nueva y atemorizante. Lo han perdido todo”.
En coordinación estrecha con entidades del gobierno, ADRA Líbano se ha convertido en un salvavidas para los once refugios en varios lugares del país. Las cifras hablan con claridad: Se ha alimentado a 1550 individuos, y se ha servido 4760 platos de comida.
[Fotografía: Unión Misión de Oriente Medio y Norte de África]
El costo sobre el equipo de ADRA se ha hecho visible. “Apenas hemos dormido en estas últimas semanas”, dijo Challita. “Estamos revisando constantemente para asegurarnos de que nuestros familiares y amigos estén seguros”.
Manos bien dispuestas que brindan consuelo
En el norte del Líbano, la escuela e iglesia adventista en la comunidad montañosa de Bechmizzine ha sido un refugio para más de 130 personas que buscan refugio. Desde ropa de cama a alimentos y agua, aun las necesidades básicas son escasas. A pesar de los desafíos, los miembros de iglesia están haciendo todo lo que pueden para ser luces de esperanza para las familias necesitadas.
Debido a la altura y a que se aproxima el invierno, las noches son insoportablemente frías. La falta de ropa de cama adecuada y de un techo para todos añade a la incomodidad y el peligro omnipresente de la enfermedad. Al trabajar sin Descanso para brindar al menos lo básico, los miembros de Bechmizzine están usando sus ahorros, pidiendo asistencia y creando conciencia dentro de la comunidad, reportaron los líderes.
“Como adventistas, estamos buscando un lugar mejor, no construido por manos humanas, sino que también creemos en hacer de este mundo un lugar mejor y más tolerable mientras estemos en él”, dijo McEdward. “Estamos aquí para señalar a otros un día mejor en el que todo serán sonrisas, pero de maneras prácticas, hasta que Cristo venga. No tengo dudas de que muchos verán una nueva perspectiva de Dios gracias al servicio solícito de nuestros miembros”.
Traducción de Marcos Paseggi
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