10 de noviembre de 2024 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Mark Finley, para Servicios e Industrias de Laicos Adventistas La Inteligencia Artificial (IA) ha brindado nuevas oportunidades para el ministerio pastoral y la obra misionera de evangelización. Es posible reunir y evaluar la información rápidamente. Las investigaciones sobre temas complejos se encuentran fácilmente a nuestra disposición. Es posible traducir sermones, libros y artículos a múltiples idiomas casi en forma instantánea. La inteligencia artificial puede incluso escribir sermones y predicarlos mediante un avatar. En el presente, estoy preparando una nueva serie de mensajes sobre las profecías de Daniel, y estamos preparando algunos gráficos maravillosos y actualizado usando la IA. Nuestro equipo de medios Hope Lives 365 también utiliza la IA para ilustrar mis sermones de los sábados, con resultados impresionantes. La IA puede ser un elemento destacado en el ministerio de la iglesia. A pesar de ello, existen algunos desafíos y peligros significativos. Para comprender los peligros y superar los desafíos Para algunos, la IA puede llegar a ser un arreglo rápido a la preparación de un sermón en lugar de un estudio concienzudo y con oración de la Palabra de Dios. Existen también preocupaciones éticas sobre el uso de la IA a la hora de producir materiales y entonces aducir que son originales. En ese sentido, la transparencia es fundamental. Uno de los principales desafíos que veo con la IA y toda la tecnología digital es el potencial para sustituir con la tecnología la acción del Espíritu Santo y las relaciones personales. Es posible dedicar horas al ministerio digital y descuidar las relaciones personales. Uno puede llegar a enamorarse de la audiencia potencial y enfocarse en los programas en lugar de las personas. Los medios digitales y la IA no remplazan las relaciones personales. Son el portal hacia relaciones más significativas. Agrandan el círculo de influencia desde unos pocos a decenas de miles. Es también posible enfocarse en las tendencias de los medios sociales en lugar de hacerlo en la fidelidad a la verdad bíblica. Dios no nos ha llamado a ser marcadores de tendencia, sino que nos ha llamado a ser proclamadores del evangelio eterno, para preparar a las personas para la eternidad. Los medios digitales son una herramienta para alcanzar a millones, no un fin en sí mismo. Son un canal para el discipulado. Dios no nos ha llamado a ser relevantes; nos ha llamado a ser efectivos. Para ser efectivos en el ministerio de medios sociales es de extrema importancia comenzar con el fin en mente. El objetivo es alcanzar a las personas con las verdades inmutables e inspiradas de la Palabra de Dios. El objetivo no es contar con una programación contemporánea; es el discipulado y el evangelismo efectivos. La pregunta última no es cuántas personas han visto un programa, sino de qué manera muchas personas han llegado a ser discípulos de Cristo por medio del ministerio digital. A menos que los que conforman la audiencia regular y son suscriptores de nuestro canal de YouTube sean transformados por la gracia de Dios y lleguen a ser seguidores de Cristo, logramos poco. No es el número de amigos de Facebook lo que realmente cuenta, sino el número de amigos que hacemos para Jesús. Nuestros medios sociales en la cuenta de X pueden alcanzar a miles, pero a menos que toque una vida para el evangelio, estará marcando una escasa diferencia real. Una nueva visión trae nuevas posibilidades Me siento intrigado por la siguiente declaración de Elena G. White: “La verdad será hecha tan prominente que el que corre la leerá. Se prepararán medios para alcanzar a los corazones. Algunos de los métodos usados en esta obra serán diferentes de los métodos usados en la obra en el pasado; pero que ninguno, como resultado de esto, estorbe el camino por medio de la crítica” (Review and Herald, 30 de septiembre de 1902). Por cierto, el uso de la tecnología digital para “hacer discípulos” y evangelizar al mundo es un método “diferente” de los que se han usado en el pasado. Estoy convencida de que, por medio de una diversidad amplia de metodologías en línea, l verdad será hecha “prominente”. La tecnología digital brinda a las personas que andan navegando por Internet una oportunidad de descubrir mensajes cristocéntricos relevantes de la verdad bíblica que satisfacen sus necesidades más profundas. En la privacidad de sus hogares, pueden permanecer anónimos mientras buscan por un significado más profundo y un propósito para la vida. Si la iglesia no logra ocupar el espacio digital y brindar respuestas a estos buscadores, ese espacio será llenado con contenidos impíos enfocados en el materialismo dialéctico y los valores seculares. Para muchas personas, Internet no es más que una fuente de placeres y un pozo ciego de vicios. No hay duda de que la incertidumbre de nuestros tiempos ha producido una generación que está buscando respuestas a los interrogantes básicos de la vida. Una generación que busca Personas de todas partes se están preguntando: “¿Qué está sucediendo realmente en nuestro mundo?” En lo profundo de la urdimbre de su ser, perciben que vivimos en mundo en grandes problemas, un mundo consumido por la pobreza, el hambre y la guerra; un mundo que se retuerce por las enfermedades y la angustia. Elevándose de nuestro atribulado planeta como un incienso de condenación, se escucha el clamor de millones de personas que dicen: “¿Qué me depara el futuro? ¿Somos un pábilo olvidado en el extremo de una galaxia olvidada, solo un mundo sin importancia?” El secularismo, el materialismo, y la búsqueda de los placeres los han decepcionado. Sus corazones están vacíos. Hay un anhelo profundo en su interior por algo que satisfaga las necesidades más profundas del alma. Los discípulos de Cristo tenían un propósito por el cual vivir y uno por el cual morir. Sus vidas quedaron atrapadas por la misión consumidora de llevar a las personas a ser discípulas de Cristo. La proclamación del evangelio era su pasión. Reconocían que la necesidad más profunda del